lunes, 29 de enero de 2018

Cuando el amor se vuelve obsesión (la historia de un maltrato)



Hola amigos, aqui os traigo una trágica historia
Una hermosa tarde de domingo, célebre frase de muchos, estaba Juan, tumbado en el sofá. Un viejo y roído sofá, que había pasado con él muchas alegrías y penas. Se encontraba en un estado mental muy turbulento. Por una parte, amaba muchísimo a su mujer, y no quería que nadie ni se la quitase ni le hiciese daño. Por otra parte, en algunos momentos ese amor tan grande se convertía en una obsesión, una que le hacía ver todo de color rojo, el color de la sangre. Su amor le hacía quererla para él sólo. No quería que nadie, la mirase. No quería que nadie, le dijera las palabras que únicamente él, se creía con derecho a pronunciar. No podía, ni si quiera tolerar, que su amada hablase con otro hombre y le dirigiese esa sonrisa que tenía, tan especial. Una sonrisa inmensamente bella, la cual iluminaba su rostro, haciendo que sus ojos se empequeñecieran un poco y brillaran de alegría. Esa sonrisa que, en los últimos tiempos de su relación, nunca le dedicaba. Como era lógico, él ya se lo había comentado en cantidad de ocasiones, de diversas maneras.
Al principio, lo había intentado con cariño, pero ella se excusaba débilmente y lo miraba con miedo. Un miedo incomprendido. ¿Cómo podía mirarlo con miedo?, con lo que él la amaba. Eso lo hizo enfurecerse, y al igual que en esa primera ocasión, desde la cual ya no le sonreía. Le agarró fuertemente de los hombros, dejándole marcas rojas en los brazos, por el lugar del que la cogía. Ella se intentaba soltar y lloraba quejándose, enfureciéndolo más, hasta que ya, sin poder contenerse, le pegó un golpe y así, uno tras otro, hasta que vio moratones e hinchazones. Entonces paró, consternado y echándole a ella la culpa. Pues él no había querido estropear esa pálida piel. Tras esto ella siguió sin sonreír y causó más conflictos entre ellos, que, a pesar de cada intento por su parte por hacerle ver las cosas, más multiplicaba su furia.
Pero todo terminó esa misma mañana de domingo. Él no tenía intención de que sucediese. Él la amaba con todas sus fuerzas. Pero ella había decidido irse sin él. Y como era lógico y normal, él se negó a que se fuese sin él. Así empezó esa mañana tan movida tan llena de peleas y gritos. Fue uno de los momentos en que su mente se volvió roja. Y tomó una decisión, le concedería lo que ella quería, pero sino quería irse con él, no se iría con nadie. Y con esas intenciones le cogió fuertemente de los brazos dejándole marcas y le dijo que, si seguía con la idea de irse, sería muerta. Y como él la amaba tanto, la mataría él. Y empezó a golpearla como si fuera un saco de boxeo, pero dejando un gran rastro de huesos rotos, moratones, inflamaciones y derramamientos de sangre. Hasta que vio que ella no respiraba y no aguantaba de pie. Entonces dándose cuenta de lo que había hecho y siendo ya medio día, se dispuso a comer. Pero al terminar ya por la tarde, al dirigirse al sofá no soltó el cuchillo. Se tumbó en el sofá y tras unas largas cavilaciones, descubrió en el ogro que se había convertido, y decidió que no merecía la pena seguir viviendo.
Finalmente, decidido, acercó el cuchillo a su cuello y comenzó a cortarse cuidadosamente el cuello, para morir lentamente, viendo el cadáver inerte de su amada y hermosa esposa, junto a él. Por fin estarían juntos para siempre.
Un besooo voladoor
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reflexiones sobre los micrófonos

 Hola amigooooos Esta noche pensando se me ha venido a la cabeza una locura inmensa. ¿Cúando veis un micrófono en la tv no os entran ganas d...